Yo, a decir verdad, con el paso del tiempo, me he dado cuenta que tiendo a ser más clásica, sobre todo en complementos, a lo que mi madre se muestra sorprendida. Los bolsos de nuestras madres y abuelas, los maletines de nuestros padres, ¡y ya no hablemos de los zapatos! Tan sencillos y elegantes, que aunque pasen décadas siguen siendo imperecederos; son capaces de coordinarse tanto con el estilo más clásico como con el más vanguardista. Elementos, que con un simple y sencillo cambio, se vuelven más bonitos, o totalmente diferentes.
Cosas tan simples, que desprenden belleza y perfección por cada uno de sus lados. Me declaro enamorada de ello.










