jueves, 28 de febrero de 2013

Resignación

Últimamente con esto de la crisis, me pongo a meditar seriamente sobre el futuro que nos espera a los jóvenes. Nosotros, que gracias a nuestros padres que tanto trabajaron desde muy pronto, nos han podido dar una educación que muchos de ellos no pudieron tener.

Luego he empezado a pensar por qué con todos los medios disponibles que tenemos a nuestro alcance, nos quedamos parados esperando a que las cosas lleguen por sí solas, así, como por arte de magia.

En cierto modo desde pequeños nos lo han dado todo hecho, y ahora que las cosas no están tan fáciles, lo único que hacemos es quejarnos de que todo está muy mal y no hacer nada para solucionarlo. Sí, es cierto, no hacemos nada para arreglarlo; no me digáis lo contrario porque en el fondo sabéis que es verdad. Hemos podido estudiar lo que hemos querido, e incluso, dejar una carrera que no nos gustaba y perder un año de nuestra vida porque no estábamos a gusto con lo que habíamos elegido...

Un problema que veo a menudo entre mucha gente (que no sé si pasa sólo en España o también fuera) es que nos conformamos, nos resignamos con lo que nos ha tocado y no hacemos nada por cambiarlo. Nos sentamos a lamentarnos esperando que mientras estamos ahí quejándonos van a venir a nuestra puerta a darnos la solución.

Las cosas ahora no están nada fáciles, pero sin esfuerzo no se puede conseguir nada. Si has podido llegar a un punto en el que has conseguido casi todo lo que has querido y/o propuesto ¿Por qué parar? ¿Por qué no seguir luchando por eso que tanto anhelas conseguir?

Mis padres, a los cuales admiro mucho por todo lo que han luchado y conseguido, me han enseñado una lección muy valiosa:  Las mejores ideas surgen en los tiempos difíciles, y si eres capaz de sacarla adelante, eres capaz de todo. 

Por eso, a pesar de no tener lo que tanto deseo en estos momentos y que mi trabajo no sea como el que yo esperaba, no me voy a rendir. Y mientras sigo aquí, cogiendo experiencia en algo que me puede aportar poco o mucho (según como lo mires), seguiré luchando por aquello que quiero hacer. Quizás tarde dos años, cinco o diez, pero no pienso abandonarlo así como así. Y mientras pasa el tiempo, lo aprovecharé en ir desarrollando ese sueño y no sentándome a cruzarme de brazos y conformarme. Eso nunca.


Os dejo con este vídeo motivador para animaros un poco: